Buscar Trabajo e Internet

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En estos días, es muy común encontrar a gente buscando empleo, y, a la vez, es muy común ver a personas publicando contenido en numerosas redes sociales.

Es inquietante la poca responsabilidad que las personas tienen del poder de sus datos, pero a la hora de buscar empleo, es más notorio el desconocimiento popular del poder de la red para identificar y clasificar a una persona.

Más allá de el tipo de confianzas interpersonales que se adquieren cuando una persona publica toda su vida íntima en Internet, a la hora de buscar un nuevo empleo, o incluso conservar el que ya se tiene, es importante saber qué imagen se proyecta de nosotros en Internet. Una publicación en un momento dado sacada de su contexto original puede dar muchos problemas. Una foto en actitud poco profesional, o incluso un me gusta en un comentario desafortunado pueden acabar con la oportunidad de encontrar un trabajo adecuado para nosotros. Con la geolocalización, también se puede ver qué sitios son habituales en la vida de cada persona y será el entrevistador, el que considerará adecuados en el perfil del trabajador si son adecuados para la empresa.

Por eso, aparte de tener una buena configuración de la privacidad, no debemos olvidar la importancia de aquello que publicamos. Es posible que salgamos estupendamente en la foto de la playa, pero de la misma manera que no iremos enseñando nuestro álbum de fotos a las entrevistas de trabajo, no podemos dejar puertas a que este álbum esté a disponibilidad de cualquiera. A efectos prácticos, es como llevarlo bajo el brazo e ir mostrando nuestras intimidades a todas las personas que nos encontremos, y, por supuesto, contar con todo tipo de detalles a aquellos que preguntan… y no olvidemos que los entrevistadores, preguntan.

Internet tiene una gran memoria, todo lo que hay en la red perdura y puede aparecer en el momento menos afortunado, y fuera de su ambientación. Es posible que sí seamos el candidato perfecto para una empresa, que tengamos los conocimientos, la experiencia, e incluso que nuestros valores personales cuadren a la perfección con la ética empresarial. Pero si Internet dice lo contrario, la imagen proyectada de nosotros al mundo es diferente, no importa que nuestra totalidad como persona y trabajador no sea acorde con ello, esta es la proyección que el mundo recibe, que nosotros mismos hemos fabricado a base de nuestras publicaciones a lo largo del tiempo y es la imagen de responsabilidad de nuestra propia vida la que, a fin de cuentas, queda en entredicho cuando determinados contenidos están publicados en Internet.

Elige bien el contenido que vas a compartir en Internet, y sobre todo, escoge bien tus etiquetas, cuándo te etiqueta, la privacidad de lo etiquetado y, si consideras que puede ser perjudicial para ti o que ofrece una imagen personal errónea pide que se retire. Para ello, intenta poner siempre la opción de revisar el etiquetado, antes de que se publique en tu perfil. Vigila también en qué perfiles o redes se etiqueta qué, así como la geolocalización de las mismas. Quizá ahora sea divertido, pero puede influenciar en un futuro, cuando ni siquiera recuerdes que estaba ahí.

Sé cuidadoso también con las aplicaciones que acceden a los perfiles de las Redes Sociales, una mala elección y configuración puede jugarte una mala pasada, dejando aparte la posibilidad de software malicioso, que es un peligro añadido a tener en cuenta en el mundo de las nuevas tecnologías.

Realiza un «googleado» sobre tu propia persona, con apellidos, nombre, imágenes y seudónimos para ver que es lo más accesible sobre ti en la red. Si hay algo que no te gusta, solucionalo de inmediato. Las empresas encontrarán lo mismo que té.

Yo, personalmente, una vez al año  hago un borrado integral de los contenidos y autorizaciones de mis redes sociales, ya que a lo largo del tiempo, comentarios que pudieron ser inocentes, irónicos o jocosos pierden su significado y pueden dar lugar a malas interpretaciones. Quizá no es necesario ser  tan extremista, pero si, por lo menos, tener un control de lo que se publica y existe en ellas.

Cómo consejo, sólo añadir el sentido común. Consejos que, posiblemente ya todos habéis leído, pero que sigo viendo una y otra vez en los perfiles de Redes Sociales. Las Redes Sociales no son malas en sí misma, pero si determinados usos que se hacen de ellas.

Valorad vuestra privacidad y vuestra intimidad, mucho más valiosa e interesante de lo que podéis imaginar.

Las Redes Sociales y la Muerte

«La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente.»
François Mauriac (1905-1970) Escritor francés.
En la actualidad, vivimos en una sociedad que se guarda e inmortaliza constantemente. La capacidad para guardar recuerdos crece exponencialmente con las cámaras fotográficas integradas en dispositivos móviles, vídeos y estados digitales en las Redes Sociales, pueden hacer de nosotros un fiel reflejo de nuestros gustos, nuestros pensamientos y nuestra trayectoria vital.
Tras la muerte, estos pequeños recuerdos de nuestra vida quedarán en manos de nuestros seres queridos… la mayoría de las veces.
La expansión de la era de la información ha dejado en manos de grandes empresas, una gran cantidad de datos personales, sobre las cuales hemos ido colgando pequeños retazos y recuerdos de nuestra vida, un estado, una foto, un viaje… las Redes Sociales quedan como expositor de todos estos recuerdos, sin caducidad y con visibilidad permanente, y es esta la gran diferencia con un álbum de fotos en papel, o un diario o una caja con recuerdos.
¿Qué ocurre con todos estos datos cuando irremediablemente la existencia llega a su fin? la respuesta es en inicio sencilla, serán nuestros herederos los que deban hacerse cargo de estos datos, pero en muchas ocasiones no es tan sencillo como parece.
En primer lugar, las redes sociales son reticentes, como es natural, a dar el acceso de los datos, para ello, en la mayoría de las Redes Sociales hay que, en primer lugar, ponerse en contacto con las Redes Sociales, las cuales, solicitarán antes de realizar cualquier acción una copia del atestado del fallecimiento. Esto, aunque pueda parecer excesivo es una muestra de la problemática existente con los datos personales una vez la persona ya no está con nosotros. (Lo cual no deja de ser paradójico que, las mismas redes sociales que tanto descuidan nuestros datos personales pidan tantos requisitos para dar de baja una cuenta que ya ha fallecido… pero eso es otra cuestión.)
Tras aportar a las redes sociales las «pruebas» de que efectivamente el titular de la cuenta ha muerto, (pruebas que cada red social considera de forma diferente, en algunas basta con una prueba del fallecimiento, y en otras gasta solicitan un escrito notarial que verifique la titularidad de heredero.) podremos acceder
Según la red social, podremos hacer diversas acciones, como convertir la página en una especie de santuario virtual, donde los amigos puedan escribir comentarios y rendir homenaje al fallecido, con algunas limitaciones (como no recibir mensajes privados). En otros casos, hay aplicaciones que permiten guardar al usuario de una Red Social
No obstante, este tema va evolucionando poco a poco, y Google tiene una función que permite al usuario en caso de inactividad prolongada que es lo que ocurre en todas las Redes del gigante.
Un tema diferente viene dado en los casos de acoso, de forma que se ha solicitado una ley en Nueva Hampshire (Estados Unidos) para que los albaceas y herederos puedan acceder a las Redes Sociales, sobre todo porque, en los perfiles de personas acosadas que finalmente habían llegado al suicidio seguían recibiendo mensajes hirientes en sus perfiles incluso después de muertos.
Es un tema complicado y sobre todo, tan reciente que no existe una forma de actuar común para todas las Redes, y la regulación al respecto está en el aire a la espera de reglamentación. Lo que si parece seguro, es que al abrirse un perfil en una Red Social, parece que tenemos que tener en cuenta muchas más cosas aparte de qué es lo que publicamos y los amigos que agregamos, o seguidores que leemos.
Yo personalmente, he preparado mis contraseñas, porque mi elección es que todas ellas desaparezcan, y para ello lo he previsto en un pequeño «testamento virtual». Mi juventud no debería quizá, verse preocupada por todo esto, igual que no deberían preocuparse los jóvenes, pero un accidente de tren, una avalancha en un concierto o un millón de circunstancias nos llevan ahora, a plantearnos estos problemas a una edad mucho más temprana.
Añado los links de información de las principales Redes Sociales acerca del fallecimiento Virtual.

© Carlos El�as for openphoto.net